sábado, 4 de abril de 2015



Sábado de espera, pero también de miedo, porque los apóstoles no habían entendido lo de la Resurrección. Estaban tristes, y eso era normal, pero no esperanzado, y eso descubre que no se habían enterado de lo que Jesús les había dicho.

Nuestra esperanza es diferente, porque, precisamente por ellos, lo sabemos, y no tenemos que pasar miedo ni tristezas. Es verdad que necesitamos la fe, y también valor y fuerzas para vencer nuestra naturaleza de pecado.

Pero en Jesús lo logramos, porque, por y con su Gracia podemos vencer todos los obstáculos que nos impiden vivir su Palabra y hacer su Voluntad.

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