Nuestra vida tuvo la posibilidad de ser rescatada porque el Creador nos
ama con locura. Tal es su locura que no ha dudado en entregar a su único Hijo
para redimirnos de nuestros pecados.
Y, aceptada voluntariamente, su Hijo ha testimoniado el Amor que nos
tiene que, por la Voluntad del Padre, se ha entregado libremente a una muerte
de Cruz por rescatarnos para su Padre.
Así, estamos salvados, no por nuestros méritos, sino por los méritos
contraídos por el Hijo, nuestro Señor Jesús. Ahora, necesita nuestra libertad
para que su Gracia nos limpie de todo pecado y nos salve.
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