No es cuestión de duda, sino de fe. No cabe duda, valga la redundancia,
que la fe implica riesgos y dudas, porque de ser cierto y seguro, ¿para qué nos
hace falta la fe? Pero cierto es que la razón alimenta la fe.
El sentido común, que nace de la lógica y la razón, nos dice que Dios
nos ha creado y que nos ama hasta el punto de entregar a su Hijo para
rescatarnos del pecado. Eso lo llevamos escrito dentro de nosotros.
Sin saber cómo ni por qué, el hombre busca la felicidad eterna. ¿No es
esa la promesa, de parte de su Padre, que nos hace Jesús?
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