Muchos piensan que la solución está en tomar conciencia del consumo; otros que el mundo está superpoblado; otros las desigualdades... Y así tendríamos muchas opiniones. Y todas, creo, tienen parte de razón, pero ninguna es la solución.
En mi opinión creo que la que más se acerca a la solución es la de renovar el corazón del hombre, y convertirlo de un corazón egoísta y duro, en un corazón solidario y generoso.
Supongo que si los hombres se esfuerzan en amarse, cuidarían el mundo mejor y habría lo suficiente para todos. Creo que es cuestión de amar. Y mañana celebramos el día del amor.
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