sábado, 20 de diciembre de 2014

Virgen de la Esperanza

Uno de los mayores problemas, si no el mayor, es la obstinación que tenemos por querer entender lo que no se puede entender. Cuando nuestros padres nos exigían y mandaban estudiar, posiblemente nosotros no veíamos esa necesidad, pero, aunque no la entendiésemos, les obedecíamos.

En asuntos de la fe, María no podía entender por qué Dios la elige a ella, y menos, el momento y la concepción. Sin embargo, no pidió ninguna prueba, sino que se extrañaba cómo podía ser eso sin conocer ningún varón. Más ante la grandeza de Dios se proclamó la esclava del Señor sometida a su Voluntad.

¿Te parece que tú y yo estamos en la misma actitud? Estas pueden ser unas Navidades que nos ayuden a prepararnos para estar.

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