Posiblemente, mientras no experimentemos lo mismo que aquellos pastores, marginados y apartados como lo último de la sociedad de su época, nos será difícil encontrar la luz que nos ilumine y nos alumbre para llegar al portal de Belén.
No significa que tengamos que ser excluidos o marginados, que a muchos les ocurre, sino que nuestro corazón tiene que experimentarse pobre y necesitado. No experimentándose así nos será muy difícil ver la estrella de Belén.
Hagamos un sitio al Niño Dios en nuestro corazón para que nos ilumine y podamos ver el camino.
Feliz Navidad
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