sábado, 27 de diciembre de 2014



El problema es que la ley no siempre es justa. Hay leyes que esclavizan, explotan y someten. Mientras unos son tratados más suavemente, otros reciben toda la radicalidad que la ley permite. Unos reciben favores y hasta son eximidos de pagar según la ley. Y otros pagan hasta por lo que no deben pagar.

En ese contexto, nace Jesús. Dios hecho hombre que, despojado de su naturaleza Divina, se somete a las leyes humanas. Y cumple todos sus mandatos, como la presentación en el templo.

Pero nace para liberarnos, para darnos vida en abundancia y en justicia y verdad. ¿Cómo no nos vamos alegrar que Jesús nazca en Belén? Con su nacimiento renace la alegría.

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