Todos nuestros anhelos están en perpetuarnos. Queremos hacerlo en nuestros hijos; queremos perpetuar nuestros nombres y apellidos en nuestros hijos varones, pero queremos y deseamos vivir eternamente. Sólo Jesús, el Hijo de Dios Vivo, nos ofrece esa oferta. Creértela o no es cosa tuya.
Yo si me la creo, y hoy me alegro profundamente porque Jesús ha Resucitado, y en Él resucitarán todos aquellos que a Él se confían y se esfuerzan en cumplir sus mandamientos.
Dame Señor la fuerza y la Voluntad para, siguiéndote, no desviarme de tu camino y caminar con paso firme hacia tu Casa. Amén.
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