jueves, 13 de noviembre de 2014



No vale mucho el pasarlo bien ahora, si a la vuelta de la esquina me espera el sufrimiento eterno. Tampoco tiene sentido vivir buscando satisfacer todos tus caprichos, si en unos años eso no te va a valer para nada sino para terminar mal. Se impone pensarlo bien y tomar el rumbo adecuado.

Porque lo verdaderamente importante no es llegar al final, sino llegar bien a la hora que la vida te sea pedida y arrebatada. Dar cuentas de que has buscado en libertad el bien común, la justicia y la paz, y de que tu vida ha sido puesta al servicio del amor al prójimo.

Entonces recibirás con gozo y alegría la hora final. En paz y serena tranquilidad abandonado en las Manos del Señor tu Dios. Amén.


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