miércoles, 26 de noviembre de 2014



Hay momentos que no entendemos como el Señor permite que pasen ciertas cosas en el mundo. Llegamos a dudar de que esté viendo lo que ocurre, pero inmediatamente pensamos que ser libre implica asumir lo que ocurre, porque somos nosotros los responsables de lo que pasa en este mundo.

¿O es que no estamos de acuerdo que si los hombres se lo proponen, el mundo solucionaría los problemas? Pero experimentamos que el pecado nos puede, y engendra envidia, ambición, egoísmos...

Por eso, Señor, esperamos tu venida prometida y con ella tu liberación.

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