No es ningún remedio buscar venganza sobre lo que nos hayan hecho otros, porque de esa forma sólo conseguiremos sembrar semillas de odio que, cultivadas en tierra adecuada, brotarán en cualquier momento y despertarán el odio y la guerra.
No es buena la ley del talión porque no salda las deudas, sino que las aumentan y las sostiene. Siempre hay deudores ávidos de venganza y de ajustar cuentas para saciar su sed de venganza. Sólo se extingue si se apagan con amor cultivando semillas de perdón.
La venganza es una mala semilla que se combate con otra mucho más poderosa que brota del árbol del amor y cuyos frutos son el perdón.
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