martes, 17 de junio de 2014

SOBRE LA RUTINA



En muchos momentos, no es el peligro el obstáculo del camino, sino la rutina de tener que saltarlo cada día. Esa falta de perseverancia debilita nuestra fuerza y deseo de enfrentarnos siempre con la misma batalla y en la misma guerra. Porque lo verdaderamente importante es perseverar en la fe y continuar el camino.

Desde esa actitud encontramos sentido, esperanza y motivación para emprender cada día el mismo salto y superar el mismo obstáculo, pues siendo variados y diferentes no dejan de ser el mismo pecado: romper la amistad con Dios.

Pedir y esforzarnos ser perseverante es rogar que el Espíritu de Dios sostenga nuestra fe y nuestra impulso de emprender cada día el reto gozoso de superar los obstáculos que nos separan del Amor de Dios y dejarnos llevar por la creatividad y los impulsos de su Espíritu.

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