sábado, 7 de junio de 2014

SOBRE EL ESPÍRITU



Estamos tocados por el pecado. Los creyentes sabemos que nuestra naturaleza está herida. Los no creyentes saben también que el cuerpo pesa y cuesta trabajo mantenerlo a flote. No sólo es nuestro cuerpo, el que hay que cuidar con sus pasiones y apetencias, sino también la soberbia, la envidia, el egoísmo de poseer y tener, el prestigio por encima de todo y muchas cosas más nos enfrentan y hacen que el camino de nuestra vida sea duro y exija constante y mucho esfuerzo.

Nos cuesta vencernos hasta el punto que experimentamos que solos no podemos lograrlo. Los no creyentes posiblemente sucumbirán a las tentaciones, vicios y pasiones que el mundo les ofrece. Y una prueba de ello es la realidad del mundo en que vivimos. Los creyentes tenemos la esperanza de vernos asistidos, si le dejamos, de la acción del Espíritu Santo. 

Con Él podemos lograr y superar las tentaciones de este mundo y liberarnos de la esclavitud del pecado que nos amenaza e intenta someternos.

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