domingo, 25 de mayo de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR

Aceptamos resignados las limitaciones que la vida nos impone porque pensamos y experimentamos que no nos queda otro alternativa. Llega un momento en el que empezamos a perder la esperanza y a darnos cuenta que la vida es así, tal y como se nos ha ido dando, y no queda más remedio que aceptarla como viene.

En este supuesto, la muerte es la realidad más cierta y la esperamos resignado pero enrabietado, porque nadie quiere morir, y menos sin esperanza. Si todo acaba aquí, la muerte es una mala jugada y un mal que no entendemos. Nacer para morir no tiene mucho sentido.

El creyente en Jesús de Nazaret vive en otra dimensión porque sabe que la muerte no existe como tal, es simplemente un paso o puente para llegar a la verdadera vida, aquella que es gozosa y eterna.

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