jueves, 22 de mayo de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR

Por el Bautismo recibimos una marca, una pertenencia, una señal, un injerto en quien nos amó primero tal y como somos. Su Espíritu ha sido sellado en el corazón de cada uno de nosotros y descubrir ese Amor nos llena de alegría y gozo. Sin embargo, no es fácil acoger al Espíritu, y eso lo sabemos por propia experiencia. Por eso necesitamos estar unido e injertado en Él para poder acogerlo.

El Espíritu hace cristiano a los creyentes que viven en las entrañas de su Iglesia y los unifica en Xto. Jesús. Y te aproxima cerca de la vida de la gente hasta descubrir que esa es la fuente de un gozo superior.

El Espíritu nos hace misioneros porque nos une a Cristo y en Él nos unimos a todos los demás.

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