lunes, 17 de febrero de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR

Reparar en la paciencia infinita que tiene el Señor es algo que empieza a darme vergüenza. Porque supongo que caer en la cuenta de eso es como tomar conciencia que le haces muy poco caso. En el Evangelio de hoy, Jesús dio un profundo suspiro y dijo: ¿Por qué esta generación reclama  un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.

¿También nosotros le exigimos un signo? ¿Es qué Él no es suficiente y bastante signo? ¿Es que su sabiduría y milagros no nos convencen todavía? ¿Es que su forma de hablar, su exquisita delicadeza, sus atenciones con enfermos y excluidos no nos revelan que Él es el Signo que el Padre nos ha enviado?

¿Me pregunto si le estoy respondiendo tal y cómo Él espera de mí? Y le pido que me dé su Gracia para poder hacerlo mejor y tal como Él quiere?

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